jueves, 28 de junio de 2007



"AQUEL QUE DICE QUE ES PERFECTO,
QUE HA HECHO ALGO PERFECTO,
O QUE CREE EN LO PERFECTO,
ESTÁ ECHANDOSE UNA CORRIDA DE PAJA
EN UN AGUJERO NEGRO".

SOMOS PAJEROS POR NATURALEZA...

viernes, 8 de junio de 2007

No estoy contra cogito ergo sum, pero sin embargo dudo de que haya una certeza equiparable a Dios y a los conceptos elementales y artificiosamente elaborados por la cualidad fracturadora de la mente.

La palabra duda, más aún, el hecho de dudar, envuelve su etimología y definición en un orificio autófago para quien la erija como concepto. El querer establecer de ese artificio una certeza es precisamente y se vuelve en ese orificio, y hasta lo que dije, cabe la duda, se ve envuelto.

MENTE= Talento
Único Dios
Omnipresente
Omnisciente
Omnipotente

3 potencias, 3 proyecciones.

Conceptos parafernálicamente físicos: Pensamiento, yo, imaginación, ensueño, verdad, etc, etc, etc. no son más que espejismos que la mente [ese virus extra humano] incrustada en este animal bípedo proyecta y hace perfectible por medio de los cinco sentidos del susodicho animal. Apoyo a Burroughs al decir que: “el lenguaje es un virus”, pero el virus es para mí mejor dicho la mente, y, junto con ello, un parásito ontológico que corroe nuestra susceptibilidad haciéndola justamente susceptible, y por consiguiente, hambrienta de retribuciones ¿Respuestas?

Etapa final= fractura.

Por lo dicho, el pensar puede volverte como un orificio autófago, aunque creo o dudo que lo sean o ya lo somos o lo soy. No se puede imaginar una vida humana (con todas sus fracturas) en un cuerpo artrópodo, por ejemplo (como si Kafka supo hacerlo, pero solo siguiendo una línea humanoide).

De esa forma, la figura humana necesita de la oscuridad flemática de una pangea.

(Así como la progresiva lista de conceptos generados por el bípedo bajo tal precepto, la mente misma aparece como espejismo producto de las renombradas “fracturas”, y se disuelve minimizada en concepto por el propio accionar del bípedo).

El hombre, entonces, es solo EL TORNILLO DE UN ENGRANAJE. No debería importar más que el resto de los otros entes (torniquetes grasientos). En esto apoyo el estructuralismo anti humanista.

El caos inicial es la pangea máxima.

El bípedo en su vértebra pensante se encierra en una burbuja filtrando por medio de un frágil tubo alguna porción de pangea, y se vanagloria de especial y multifuncional y autosuficiente sólo por “fracturar” con su arma imprime-conceptos esa fracción pangeica, la cual subyace entre los pliegues de la mente-lapa.

NO SOMOS ESPECIALES, no son especiales (los bípedos, los entes, etc) porque son como micro ruedas, a la vez, con propias pangeas que son activas (no como una estructura sistémica, sino como caos) en pos de otra pangea superior.

NI SIQUIERA UN FIN ES CIERTO (es solo otra de las probabilidades que la pangea permite) sólo que el fin es otra pequeñísima variable dentro de la estructura.

Sólo queda soñar o quizá vivir
Esta oscuridad (supuesta)
Esta totalidad (supuesta)
Esta pangea (supuesta)
Esta certeza terrible, la “fractura”.
Aquí fractura, divorciada de ente,
nunca estuvieron casadas,
nunca estuvieron divorciadas.

NO HAY CONFLICTO, el caos es caos.
El hombre busca algo, se mueve y enseguida muere.
Es lo que permite otra pangea y estructura mayor.
EL CAOS ES CAOS. No hay orden ni perfección estancada, sino caos.
Los animales, los planetas, los gases, los microbios, los protozoos, las plantas, buscan algo, y es la respuesta ontológica (buscar en el sentido que el bípedo implícito le da).
Por lo tanto, el caos es caos. No existe nada más.
El caos. No la nada. El caos.

Respuesta ontológica es la inmortalidad de la materia en pos de la autofagia del deseo, el pensamiento, la mente. Sin embargo, el caos y el ente son materias indiferentes, inapelables en el escepticismo propio que caracteriza al bípedo ¡Calla! Tu cuerpo solo pide comida y muta.

La mente es un aval parasitoide que los entes fisonómicos moldearon para beber de él. Todo lo que subyace de él son sólo rastrojos de la bebida con la cual se alimenta esta materia. Y ahora, la materia es “Dios”: Ecuánime, omnipresente, omnipotente, inmortal. No perfecta, sino parte de caos. En general, Caos.

La mente debería quedarse calladita y ecuánime en su vertebrada sesión ontológica, y limitarse a contemplar lo que los astros tienen para ella.