miércoles, 29 de abril de 2009

"El show de la Kronikodelia"

Valsunami

Cierta historia que contaban los más viejos
sobre el retorno de las corrientes
hacia el acantilado de yeso.

Bajo el faro del patrimonio, con el maná de Leviatán,
acecha un rango de energía mágica.

Asaltarán los más enfermos tesoros de la joya del Pacífico.

Escuadrones de ponzoña roja y corales nefastos.
Una empresa de riesgos de la linfa.

Huesos de tritones erosionan
en afluentes que solían ser peatonales.

A través de las fugas, el emporio de rubíes encubierto.
Las ratas de las cloacas se inmiscuyen,
en los más telúricos secretos.

El cabeza-sacerdote,
las predicas del gallo de oro en la catedral,
una conspiración eólica, esculpiendo sus pesadillas.

En el peñasco más alto del cerro de la cruz,
todo un sediento cielo, espejo de la oxidación,
calabozo de lo hidrófito, y si das vuelta tu cabeza,
atrás, los civiles pejerreyes
¡Ellos le pondrán un buen precio a tus pulmones!

Preparado para arrojar su golpe frío,
burlan las ciencias navales y marítimas,
heredando un legado de proteico barro
sobre las millas de la hidrosfera,
como si fuera un archipiélago de marea negra
entre medio del nuevo mundo,
¡Una mancha voraz en tu desagüe!

Atrévete a unirte al tinte tóxico,
atrévete a unirte al tinte ocre que pintan
en tus oculares globos.

Experimenta y cede al espejo de la presión
que para el hombre es divisible en cólera de anfibios,
la cólera de la llave, abriendo tu ducha,
toca tus dedos con esa misma cólera.
Vuelve a descomponerte,
en el barro del cual te esculpiste,
y recibe en tu cuerpo la armadura de escamas,
el envase del señor de los vertebrados.

Viene hacia aquí, su despliegue por los canales
que interconectan tu ciudad
con los abisales cementerios
de embarcaciones y submarinos.
Ahora el reino de los peces humanos,
reemplazará una tradición constituida
de tierra, años, siglos.

Poseidón, oh Poseidón, barre con el cámbrico desperdicio
de la evolución darwiniana, y deja resurgir a Piscis,
aquí, sobre la costa porteña.
Deja remojar las tres cuartas partes del planeta,
como un nicho absorbente
que otorgue el despertar a Neptuno.

Y en aquel tiempo,
ya las fuerzas marítimas, aéreas y terrestres,
solo asumen que sus despertares implosionan,
sumisas como mascotas ciegas,
lamebotas, o más bien "lame aletas",
ante el Gran y Todo Poderoso Pejerrey legislador,
y dando la espalda, miran sus piernas orinadas del miedo.

¿Hay algo que se pueda hacer?
Técnicamente, nada,
solo que lo que se puede hacer, es algo molesto:
Tirar de la manilla del retrete supremo
que rige las ruinas de ese arcaico mundo
y esperar invertido a que vuelva por ti la próxima ola,
y te lleve, para que cumpla el papel
que ahora la hizo presente.



La misa del gallo

La campana está sonando, las 12,
y no pueden evitar apagar las luces.

Cientos de parejas en vela:
esa es la gala de sangre promiscua.
esa es la orgiástica epifanía.

Úntala de fuego y píntala en tus manos.
Con ases bajo la manga, el cura,
la chica a flor de piel,
inicia la ceremonia tanto afuera
como dentro de sus ropas.

Y jura por la figura erecta y el cáliz de Venus,
madre, hijo y Espíritu Santo.
Y abre las llaves de un mundo fugitivo del cuero,
y si no calza, caerán las fugitivas del cuero,
y las fantasías voyeristas te confiesan:
Entra, entra, entra (en la paz del Señor).

Como bien lo oíste, la campana suena y suena
Y la sal arde, arde, en el seno de tu vida.

En confianza te proponen
resucitar en el sexo opuesto,
-con coqueta fe y con fiebre divina-
Y ven en la virtud su propio pecado,
con vino añejo, mientras brindan.

¡Señoritas viudas negras!
ya no hay palabra subliminal
quedada tan impía en sus espaldas.
¡Prematura dama! recibe en tu espalda,
la mano de la verdad, toqueteándote lenta y lenta.

No escaparás, pequeña costilla.

¡OPUS DEI! ¡KRAUS! ¡CRISTO!
Plasmen lo que el ciego amor expone en la misa del gallo.

Y jura por la figura erecta y el cáliz de Venus,
madre, hijo y Espíritu Santo.
Y abre las llaves de un mundo fugitivo del cuero,
y si no calza, caerán las fugitivas del cuero,
y las fantasías voyeristas te confiesan:
Entra, entra, entra…

Un mundo erecto para ti,
un mundo abierto para mí,
un mundo eterno para Jesucristo.
Mata tu sexo y resucita para mí,
para cuando ya sea un ídolo.


2006

sábado, 4 de abril de 2009

Revista Mecánica Popular: Poema imagen

 
Es posible que la silla haya sido alumbrada desde un lapso de tiempo relativamente corto. O está la posibilidad de que la lámpara haya sido prendida para la iluminación de alguien que olvidó apagarla y ya se vuelve el fantasma de una presencia que es el indicio de la luz misma. Puede que en este caso la sola ausencia sea la razón de ser de la luz, o la lámpara un observador ferviente del objeto de la ausencia: la silla o el fantasma. En todo caso, la luz permanece subyugada a su espasmo delator tendido entre observador (no usted) y objeto de ausencia. Ese es su fiel crimen y gracia.