miércoles, 17 de agosto de 2016

Cabros y cabras en clases hablando de los pinches del fin de semana, de quien se comió a quien, de cómo les ha ido en los que ellos juzgan que es el amor (como si hubiese una definición unívoca para eso). Las generaciones actuales, en ese sentido, más despiertas que los propios profesores a su misma edad. La sobreinformación, la concepción posmoderna de democracia, el escepticismo hacia lo establecido son, sin duda, sus principales agentes. Y no debería culparlos por su caótica rebeldía y precocidad, por hacer tan a tiempo cuestiones que uno mismo todavía, a los veintitantos, experimenta, no con total satisfacción. Rimbaud ya a sus 20 había hecho toda su obra para luego exiliarse al África. Gonzalo Rojas, en cambio, hablaba de "demorarse" lo más posible. Ellos parecen venir de vuelta de alguna fiesta todo el tiempo. Uno todavía busca la dirección exacta de lo que cree que entiende por juventud. Antes de que sea demasiado tarde para proclamarse, muy a pesar de todo, vivo.

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