lunes, 15 de agosto de 2016

Vi nuevamente Seven de David Fincher por Cinemax. También habían transmitido Gone Girl, del mismo director, la madrugada pasada. Hay sin duda, entre ellos, un vaso comunicante. En Seven el psicópata logra su cometido. Después de haber matado a cinco pecadores, entonces se entrega a los policías protagonistas. Su plan era ser asesinado por uno de ellos y así cumplir con los dos pecados restantes: la envidia y la ira. En ese instante, durante el último brochazo de la obra, los roles se invierten: el perseguido se vuelve el perseguidor. Algo similar ocurre en Gone Girl con Rosamund Pike en el papel de Amy. Su plan maquiavélico era precisamente desaparecer y luego presumirse muerta, con tal de forzar a su marido hacia ella, exponiéndolo a él y su relación a una ignominia pública. En ese proceso, cae un ingenuo pretendiente de nuestra psicópata. Todas las sospechas sobre su desaparición recaen sobre el marido. Él consigue lavar su imagen frente a la televisión, pero eso solo formaba parte del plan. Cuando ya no es necesario desaparecer, Amy vuelve con su hombre de forma inusitada, moviendo las piezas del ajedrez de tal manera que él se vea obligado a aceptar la relación. Podríamos decir que, así como en Seven el propio policía cae preso del juego del psicópata “redentor”, en Gone Girl el esposo es literalmente “cazado” por su propia mujer. La obra maestra en Seven era el asesinato serial de los pecadores por “mandato divino”. En Gone Girl lo era el matrimonio perfecto hasta las últimas consecuencias. Lo mejor, sin duda, es que en ambas películas gana el villano de forma indiscutida e inexorable. Y en ambas nos hacen creer, desde ese punto de vista, como espectadores impávidos, que ellos tienen el control todo el tiempo, que toda la trama y la fábula va encaminada hacia la satisfacción de sus deseos, para finalmente pensar en las palabras de William Somerset (Morgan Freeman) en Seven y decir que el mundo –según Hemingway- es un buen lugar por el cual vale la pena luchar, pero que, después de todo, solo se puede estar de acuerdo con lo segundo.

No hay comentarios.: