jueves, 1 de diciembre de 2016

Vengadores

El caso de Los vengadores anónimos que tomaban "la justicia" en sus manos. Según ellos mismos, no había nada personal en lo que hacían. "Solo buscábamos un poco de justicia. No nos podíamos quedar de brazos cruzados". Afirman que quizá su método no era el correcto, pero no se arrepentían de nada. Sin embargo, como colmo del absurdo, fueron capturados por la ilegalidad de sus actividades. Lo más irrisorio de todo fue que la detención de estos vengadores se hizo con total efecto mediático y a rostro descubierto, exponiéndolos como carne de cañón para los delincuentes. Y estos últimos, en cambio, fueron protegidos del ojo público, evitándoles la ignominia. El subsecretario del Interior señala que “en un país civilizado hay instituciones, en este caso, los policías, que tienen la tuición legal de ejercer acciones de esta naturaleza, no los civiles”. La acción de nuestros personajes demuestra entonces la crisis de la institución policial. Y del aparato judicial. Algo no está funcionando como debería. La institución ya no parece representar a nadie. De esa forma, sale a flote la voz clandestina, practicando de forma quijotesca el ideal al margen de lo establecido. A la sombra de una ley abstracta, burocrática. El que piense que no es así, solo recuerde la figura de Batman, un justiciero ilegal, anónimo, movido por razones honestas y personalísimas.

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