Les sonará contradictorio, pero caminando por las calles vacías de Valpo un Lunes desocupado, se comienza a extrañar la habitual basura y desperdicio desperdigados por doquier. Si hasta parece que fuese otra ciudad. Me pellizqué el rostro para ver si se trataba de un mal sueño. Y era nada menos que el producto de un insomnio citadino.
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