martes, 7 de febrero de 2017

En los momentos de soledad de la pieza, reflexiono sobre mi cercanía al cambio de folio, y hago un recuento de las cosas materiales que he logrado, o mejor dicho, las cosas que he logrado adquirir como propiedad. Echo un vistazo rápido a la pequeña pieza. Veo el closet lleno de chaquetas. La estantería con los libros, los cds originales y las películas pirata. Abajo del estante del notebook, las carpetas con discografías grabadas en mp3. Luego, el equipo de música comprado hace años, con la radio Ritoque sonando de fondo, y el dvd arriba de la tele vieja de la casa. Todas y cada una de esas cosas, en su insolente cotidianeidad, serían prácticamente lo único que podría categorizar como "mío". Todo lo otro o es desechable o es alquilado. No contento con eso, sigo buscando, levanto un poco la vista, y de repente aparece sobre el closet el título de profesor, lleno de polvo, escondido entre unos curriculums mal impresos, a modo de bonus track. Ah! y en el cajón del velador, los audífonos, un matacolas y, más al fondo, la arrugada carta de ruptura de mi ex, confundida entre unas boletas de honorarios ya vencidas.

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