domingo, 5 de febrero de 2017

En su visita a Santiago el año 2014, Paul Auster confiesa: “Escribir es como una enfermedad, el mundo real no es suficiente”. Un año después, tras recibir el Premio Formentor de las letras, Ricardo Piglia señala: “Uno escribe porque está desajustado con la vida”. Reflexiones que ambos hacen, como se dice, cuando ya vienen de vuelta. Frases con un tono concluyente, que revelan, en el fondo, el por qué hacen lo que hacen. Hay en esas confesiones una suerte de poética del desajuste. A mi modo de ver, suenan mucho más reales y honestas que esa tendencia mesiánica del escritor como portavoz de la sociedad o como agente de cambio. Cualidad en suma predecible y sospechosa. Prefiero a eso la escritura mínima, la ficción como alternativa posible, el desarreglo moral.

No hay comentarios.: