martes, 7 de febrero de 2017

Muere Todorov. En la U dice una compañera que leíamos prácticamente puros autores muertos. Una excepción a ellos era Todorov. Se hablaba de dos de sus libros: La conquista de América, Nosotros y los otros. El motivo era siempre el rollo de la otredad, categoría explotada a la saciedad por nuestra escuela. Saco sin embargo, de entre el estante, su Introducción a la literatura fantástica. En una parte del libro se deja leer: "Para que la escritura sea posible, debe partir de la muerte de aquello de lo cual habla; pero esa muerte la vuelve imposible, pues ya no hay nada que escribir". Intento, con estas palabras, revivir los pensamientos que surgían de su lectura curricular. No doy con otra cosa que con el testimonio de su imposibilidad, en este texto. El otro es siempre otro. Esté vivo o muerto. Lo único que ha desaparecido fue el lector de aquellos años. Su lectura universitaria. Lo único que paradójicamente sigue viviendo es su escritura sobre la muerte. Aquí y ahora, sobre el estante, inaugurando un límite indefinido.

No hay comentarios.: