lunes, 8 de mayo de 2017

Lluvia de día Domingo. Caña moral. De repente tomo conciencia sobre la plata derrochada anoche, escurrida literalmente como agua entre los dedos solo por motivos hedonistas, y el trabajo pendiente de la semana que ni siquiera me he molestado en tocar, permaneciendo ahí en una esquina de la pieza, inadvertido, casi inmaculado. Esa plata perdida, ese trabajo por hacer, los dos verdugos morales que me acompañarán esta noche a medida que escampa. A ratos la vida se resume en eso, en esperar a que el universo escampe para romper el adentro.

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