"Cabros de mierda". La mirada del joven misionero tomado por cura rojo vendría siendo la misma mirada de la cámara capturando la memoria histórica. Ojo creyente, ojo testigo. Su fe -en la película- se expresaba más a través de la lente de la cámara que a través de la propia palabra. Y la mirada de la chica pobladora, tomada por comunista y terrorista, vendría siendo la propia mirada cruda, desnuda, sin otro filtro que su deseo y su realidad, la misma que tentaba al misionero para abandonarse al placer y a la vez desafiaba el horror de la persecución de cara a la muerte. Un decente Daniel Contesse en el papel del "cura rojo". Una estupenda Nathalia Aragonese en el rol de la Francesita.
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