martes, 7 de noviembre de 2017

A la salida del depa me encontré en la vereda una moneda guacha de cinco pesos. Es duro saber que otrora esa moneda guardada celosamente en un chanchito o sumada a otras monedas guachas hubiese servido de algo, pero con la nueva ley del redondeo, esa moneda encontrada en la calle ya no tiene ningún precio ni valor, se redondea a cero, por lo tanto, mi hallazgo fue inútil, aunque paradójicamente significativo, porque así queda claro que también se pueden descubrir cuestiones sin valor hipotético, pero en cambio con uno simbólico. Guardo entonces esa moneda guacha de cinco pesos, y la coloco en el cajón de los cachureos, junto a rarezas y antigüedades, como una forma de recordarme que la nada también tiene un lugar especial en los anaqueles de la economía.

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