domingo, 19 de noviembre de 2017

Leí sobre un estudio, verídico o no, que asevera que la masturbación no tanto previene como disminuye el riesgo de cáncer de próstata. “¿Cuántas eyaculaciones podrían salvar la vida de un hombre?”, se preguntan en el New York Post, a raíz de aquel estudio. Lo que antaño era el delito de Onán según el relato bíblico (acabar afuera), hoy la ciencia plantea que puede hasta ahuyentar a la muerte. Correrse la paja entonces sería correr con un seguro de salud gratuito, al alcance de la mano. ¿Cuántas otras cosas podría mitigar la paja, aparte del sentimiento de desolación? Pensé de inmediato en el desamor y en el inconveniente de procrear.

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