martes, 13 de febrero de 2018

Ha circulado por las redes el obituario de un catalán de nombre Emilio Piró que reza lo siguiente: “Ha dejado este mundo sin haber aportado nada de interés". El mensajito causó revuelo dada su crudeza y sinceridad. No habría sido escrito por nadie a excepción del propio difunto. El obituario sería parte de un testamento que el mismo Emilio habría dejado y que fue hallado luego por sus familiares, consternados ante la confesión de su mortal "insignificancia". Según ellos mismos señalan, no se agregó ni se quitó nada a la esquela. La frase en cuestión es literal. La traducción al catalán, de hecho, es todavía peor. Dice: “Ha fallecido sin haber modificado demasiado el mundo que lo rodeaba”. ¿Será este el mensaje final del Hombre sin atributos de Musil? ¿Será acaso este testamento post mortem una suerte de anti obituario? Para honrar su inutilidad en vida, no hallaron otra cosa mejor que volverlo un hecho de interés público. Eso prueba que cualquier texto, desautomatizando su sentido habitual, en este caso, bajo un arranque de honestidad extrema, puede llegar a subvertir su propia regla, y volverse luego un verdadero semillero de interpretaciones que seguirá creciendo hasta después de la muerte, a pesar de su malogrado y occiso autor.

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